En 2010 comencé mi práctica de yoga impulsada por una necesidad de combatir el estrés del trabajo y mejorar mis dolores de espalda. Poco a poco el yoga ha ido convirtiéndose en una parte cada vez más importante de mi vida y hoy es uno de los pilares que me sustentan para estar en plenitud y en paz conmigo misma.
Todos mis maestros, casualidades del destino, proceden del linaje de Swami Satyananda Saraswati: Danilo Hernández (Swami Digambarananda Saraswati), Yamila Estella (Swami Ritambhara), Cecilia Pardo, Eva Espeita (Swami Radhananda Saraswati). Uno me llevó a otro marcando mi trayectoria y les estoy inmensamente agradecida por todo lo que aprendo de ellos.
Además, he practicado y recibido las enseñanzas de Tantra Yoga en Shri Kali Ashram (Goa, India), Sivananda Yoga, Ashtanga Vinyasa Yoga de la mano de de Borja Romero Valdespino y Alexia Pita, Yoga Dinámico con Godfrey Devereux, Yoga Vinyasa con Meghan Currie. Decidí hacer la formación de especialización en Yin Yoga con Carolina Drake (50h.) y en Yoga para Trauma con María Macaya (Fundación Rádika). Además, soy lectora voraz de todo tipo de libros de escuelas de yoga, así como de textos sobre métodos y técnicas sobre el estudio de la mente y el cuerpo, entre las que sigo especialmente están el Tantra, Kundalini clásico, así como las enseñanzas de Patanjali y el Bhagavad Guita.
Sigo formándome y aprendiendo para crecer personalmente y poder transmitir lo mejor posible la práctica del Yoga. Actualmente, mi Sadhana personal está vinculada a la práctica con Danilo Hernández (Swami Digambarananda Saraswati) y basada principalmente en el Kriya Yoga.
La conciencia testigo ha sido uno de los conceptos que más me ha marcado tanto a nivel personal como desde mi práctica de yoga. Un aprendizaje que continúo trabajando porque considero que detrás de esa atención plena y consciente en el momento presente se esconden muchas cosas.